La XVII Conferencia Anual de Ópera Latinoamericana (OLA) no ha podido tener mejor comienzo. Ha sido el domingo, en Santiago de Chile, con el estreno de una producción de El holandés errante a cargo de los argentinos Alejo Pérez (dirección musical) y Marcelo Lombardero, quien firma una visión previsible y cuidada, con realistas proyecciones videográficas, que cuenta milimétricamente la acción. Barcos, olas, viento (excesivo), el cuadro de Senta, Erik convertido en perverso maltratador y todos los avíos acostumbrados. El abarrotado y muy hermoso Teatro Municipal de Santiago presentaba lleno cercano al absoluto, con sus 1.500 localidades pobladas por un público variopinto con estimulante presencia de gente joven y “normal”. Se respiraba y traspiraba el ambiente de acontecimiento. Lo fue, más allá de los peros y objeciones a un reparto no precisamente bayreuthiano –por mucho que el bajo-barítono estadounidense Ryan McKinny (Holandés) haya sido Amfortas en el santuario wagneriano–, y a un coro y orquesta no habituados al lenguaje y maneras del creador del Ring. El éxito, como si acabaran de escucharse al mismísimo Hotter y Flagstad dirigidos por Knappertsbusch. ¡Hay futuro!

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